De rey de la fiesta a pringado en un segundo


Ser el rey de la fiesta es lo mismo que ser el rey del mambo. Todos hemos querido serlo en alguna ocasión. Sin embargo, para intentarlo hay que cuidar todos los detalles, ya que en un segundo puedes convertirte en un pringado que lo mejor que puede hacer es irse de la fiesta con el rabo entre las piernas.

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