No todos los robos a gasolineras acaban con violencia. A algunos ladrones les da por llorar porque no les gusta lo que tienen que hacer para sobrevivir.
Le pasó a un joven alemán que pretendía robar dinero de la caja en una gasolinera de Oldemburgo. Se plantó ante el empleado y le sacó un cuchillo para amenazarle, pero éste no se arrugó y fue a por un bate de béisbol para darle una paliza. Al final todo acabó como en una telenovela, ya que el cajero le dio un pañuelo al ladrón para que se secara las lágrimas antes de ser detenido por la policía.