Ocurrió en la República Checa, donde un hombre de 77 años estuvo a punto de morir de la peor forma posible, arrollado por un tren.
Se bajaron las barreras que impiden el paso a los coches, pero él pasó de todo y creyó que podría cruzar. Cuando se dio cuenta de que venía un tren era tarde, pero corrió y pudo esquivar la muerte por los pelos.
Se cayó al suelo y se hizo daño, pero nadie se interesó por su estado de salud. Tuvo que ser un motorista quien se acercó casi un minuto después.