Vídeos como el que os muestro en este post me dan vértigo. Si tuviera que hacer lo mismo que el protagonista creo que me daría algo.
Se subió a lo más alto de una grúa en Southampton (Reino Unido) y se quedó colgado de ella con una sola mano. En cualquier momento se podía caer, pero a él no le daba miedo:
No me subí para morir, me subí para vivir.
Se llama James Kingston y los tiene cuadrados, muy cuadrados.