El Papa Benedicto XVI ha anunciado que plega. Dentro de 17 días (el 28 de febrero) dejará de ser Papa por «falta de fuerzas». El propio Pontífice ha sido el encargado de anunciarlo en latín durante un consistorio que se ha llevado a cabo en El Vaticano para la canonización de unos mártires.

Y es que Joseph Ratzinger ya no es ningún chaval. Tiene 85 años y le ha pasado prácticamente de todo. En 1991 sufrió un ictus y con anterioridad ya sufrió complicaciones cardiovasculares. También tiene problemas de hipertensión y por eso los médicos le han prohibido ir a lugares que están por encima de los 2.000 metros de altitud respecto al mar.

Sus problemas de salud y los de la Iglesia

Otro de los problemas que sufre tiene que ver con la visión. En su ojo derecho sufre un 50% de artrosis y se cansa muy rápido cuando tiene que leer un texto. Por eso, y porque la Iglesia no atraviesa su mejor momento, ha decidido retirarse para dejar su puesto a otro.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.